Un día Anastasia salió de casa para nunca más volver. No era que escapara pero ella sabía que valía más que un pequeño pueblo.
Subió al tren en aquella vieja y desolada estación. El tren pasaba una vez al mes por San Carlos y llevaba carbón, comida y animales. El olor enrarecido que de él salia a Anastasia le encantaba.
Para ella ese olor era el olor del futuro, de su futuro...
Hace 3 meses